Aunque la pareja tuvo infancias muy diferentes, consiguen que su relación funcione. Jonna dice: “Claro que tenemos orígenes diferentes, pero dicen que los opuestos se atraen y, en nuestro caso, no podría ser más cierto. Él es tranquilo, yo soy una psicópata. Sabe conducir un bugui, una vez me dejaron conducir un carro de ponis y casi me estrello contra un árbol. Me pregunta cómo entrar en Google, yo me meto en internet y me desahogo todos los días. Amo a mis suegros, amo a mi marido y, maldita sea, puede que no sea Amish, pero al final es algo que llevo dentro”.
Los tortolitos se sentían como si estuvieran viviendo un cuento de hadas y estaban muy emocionados por ser padres. Jonna dio a luz a su hija, Delanie, en febrero de 2014. Al año siguiente, en mayo de 2015, la pareja formalizó las cosas y se casó. Eran una feliz familia de tres miembros.
Su infancia resultó ser la base perfecta para su futuro, que consistiría en crear contenido para internet cargado de sarcasmo y humor.
“Soy una mujer que ha llevado a cabo muchos oficios. Actualmente soy una esclava de mi hogar, mi jefa mide casi un metro, no puede ser más desordenada y le encanta amontonar trabajo sobre mi inexistente escritorio. Así que estoy convencida de que cuando cumpla los treinta no me quedará ni un solo pelo en la cabeza”. Las entradas de su blog siguen esta misma línea de humor autodespectivo.
Cuando la pareja se casó, los padrinos de boda llevaron todos pajaritas. Jonna compartió en su blog: “Cuando elegí las corbatas para los chicos, mi marido me dijo cuidadosamente, desde una distancia prudencial ‘sólo pueden llevar pajaritas’, me quedé mirándolo fijamente, y aclaró ‘Los Amish no pueden llevar corbata’. En ese mismo momento, exploté”.
Aunque la pareja tuvo infancias muy diferentes, consiguen que su relación funcione. Jonna dice: "Claro que tenemos orígenes diferentes, pero dicen que los opuestos se atraen y, en nuestro caso, no podría ser más cierto. Él es tranquilo, yo soy una psicópata. Sabe conducir un bugui, una vez me dejaron conducir un carro de ponis y casi me estrello contra un árbol. Me pregunta cómo entrar en Google, yo me meto en internet y me desahogo todos los días. Amo a mis suegros, amo a mi marido y, maldita sea, puede que no sea Amish, pero al final es algo que llevo dentro".
Dice que antes de conocer a David, no sabía mucho sobre los Amish: "Todo lo que sabía sobre ellos era que hacen donuts que bendicen tus papilas gustativas con una felicidad que nunca habías experimentado".
Jonna lo comparte todo con un humor desternillante y sarcástico, sus historias harán que te caigas de la risa. Además, ¿cuántas escritoras de blogs tienen un marido Amish? Eso hace que sea diferente a cualquier otro.
En realidad, esta situación puede resultar perfecta para una bloguera, puede pasar tiempo con su hija al mismo tiempo que trabaja.
En alguna ocasión Jonna ha compartido con sus seguidores cómo le hace sentir esta situación, dice que le hace sentirse bastante sola y sin saber qué hacer o cómo lidiar con ello. Un sentimiento con el que muchas madres que se quedan en casa pueden identificarse. El matrimonio no siempre es lo que parece, las personas no se van juntas hacia él y viven felices para siempre.
El príncipe azul de cuento de hadas que Jonna tenía formado en su cabeza es muy diferente a la realidad que le ha tocado vivir. Su príncipe azul tiene "las manos ásperas y agrietadas y patas de gallo" y aún no ha cumplido los treinta.
Las entradas del blog de Jonna son tan reales, tan cercanas. Dice las cosas como son y escuchar ese tipo de honestidad hace que sea muy admirable.
“No recuerdo que en los cuentos el príncipe azul se perdiera las cenas por estar trabajando horas extra, o que se fuera a la cama poco después de llegar a su palacio porque estaba realmente agotado. No recuerdo nada de eso”, escribió.
Se había convertido en una arpía, en una esposa que se enfadaba por todo porque sentía que no recibía la atención que necesitaba. Literalmente, se enfurecía por todo, y descargaba su enfado contra él nada más entraba por la puerta, agotado.
A pesar de todos sus intentos, su mente seguía pensando en David mientras sacaba la ropa de la secadora.
"Tu marido llega siempre tarde a casa y te empiezas a preguntar si estás haciendo algo mal. Sentir esa falta de seguridad en tu relación puede hacer que te vuelvas loca".
Hasta ese momento, se le había escapado este detalle, en esta ocasión vio algo inusual en la ropa de su marido en comparación con la suya. ¿Cómo no se había dado cuenta antes? Tal vez porque su mente estaba siempre distraída con todas las cosas que tenía que hacer y en su hija.
Su mente inmediatamente se disparó a todas las compras que había estado haciendo y cómo él siempre le compraba ropa. No recordaba la última vez que su marido se había comprado ropa nueva.
Además, dijo: “Este hombre me ha proporcionado más de lo que merezco. Si le digo que quiero algo, rara es la ocasión en la que me dice que no”.
Dejaba que su marido la mimara con ropa bonita, mientras él se vestía con ropa raída y descolorida. Y para colmo, se enfadaba porque él pasara tanto tiempo fuera de casa cuando en realidad estaba fuera ganando dinero para poder cuidar de su familia.
Aunque no todos tengamos la misma experiencia, el mensaje que hay detrás de su revelación es definitivamente algo con lo que mucha gente puede identificarse. A menudo damos por sentado los sacrificios que nuestras parejas hacen por nosotros y no los apreciamos del todo porque estamos atrapados en nuestro propio mundo y necesidades.
Solo hay que mirar esta imagen, observa el vínculo que hay entre ambos. ¿Parece un padre que quiere estar lejos de su hija? No, no hay nada que David deseara más que estar con su familia.
A menudo se saltaba la cena o se iba a dormir temprano porque estaba completamente agotado por su larga y ardua jornada de trabajo.
Les contó a sus seguidores: "Su corazón se llena cuando entra por la puerta y nuestra hija corre hacia él gritando emocionada: ‘¡Papá!’ Sus sueños de poder ser un hombre y mantener a su familia se han hecho realidad. Tiene todo lo que siempre ha querido en la vida".
Dejaría de quejarse cuando su marido llegase tarde del trabajo, si volvía a sentirse insegura por su relación se acordaría del momento en el que se dio cuenta de los grandes sacrificios que hace su marido por su familia.
Los dos estarían de acuerdo en una cosa, que lo más importante es que su hija sea feliz y que tenga todo lo que necesita. Y David incluso añadiría que la felicidad de Jonna es igual de importante para él. Ya saben lo que dicen: "Una esposa feliz, es una vida feliz".
Concluye la entrada de su blog con una sugerencia para una nueva y mejorada forma de pensar en el problema. Jonna resume: "Si compartes tu vida con un hombre trabajador y no puedes comprender cuánto te quiere... Lávale la ropa".
Una lectora comentó en el artículo diciendo: "Esto es un recordatorio increíble. Yo solía quedarme en casa con nuestras hijas cuando eran pequeñas, y me sentía fatal haciendo lo mismo. Esta es una perspectiva increíble de ver las cosas".
En su blog, Jonna relata muchos aspectos de su vida familiar. Como a muchos lectores les fascina la cultura Amish, muchas de sus publicaciones se centran en la educación y los antecedentes de David.
Contó que la primera vez que David la llevó a su casa para conocer a sus padres Amish, se sorprendió al ver que había luz en la casa.
Jonna aprovechó esta complicada época para crear contenidos divertidísimos. Describe los terribles dos años como una "fase en la que tu hija es cualquier cosa menos tierna, dulce y adorable. Es como si estuvieras en otra dimensión, o quizás incluso drogada. ¿Qué está pasando? ¿Acabo de drogarme? ¿Conozco a algún traficante de drogas? ¿Debería drogarme?".
Una forma estupenda de afrontar esta fase es escribir blogs de humor sobre ella, algo que Jonna parece estar haciendo perfectamente.
De hecho, el pasado mes de julio, Jonna y David llevaron a Delanie a Disneylandia para que conociera a Cenicienta, una experiencia que Jonna grabó y publicó posteriormente en Facebook.
Y, por supuesto, David probablemente tuvo que trabajar unas cuantas noches hasta tarde para poder pagar el viaje de los tres, algo que estaba encantado de hacer por la felicidad de su familia.